Miguel Ángel Arriero-Serrano April 9, 1945 – September 12, 2025 Miguel Ángel Arriero-Serrano, beloved husband, father, grandfather, teacher, and friend, passed away on September 12, 2025, surrounded by family. He was born in Valladolid, Spain, on April 9, 1945, to Julia Serrano Santamaria and General Ricardo Arriero Cardiel. His early years unfolded in the shadows of post–Civil War reconstruction. From his father he inherited discipline and a sharp mind, and from his mother he learned devotion, strength, and kindness. Even as a boy, Miguel’s imagination could not be contained. Famously, he once tossed his mother’s diamond earrings from a window just to study how they fell, an early sign of the curiosity that would mark his life. He pursued engineering studies in Spain before serving in the Spanish military, where he rose to the rank of lieutenant. In his twenties, he embarked on a remarkable adventure, working aboard a cargo ship bound for Ireland. In Dublin, he briefly apprenticed at the Guinness Brewery, where he discovered the discipline and artistry of brewing. This unexpected chapter became one of his treasured memories, a reminder that knowledge and wonder could be found anywhere. During cross-training with the U.S. military, he met Mary Schrick, who became his wife and partner in raising a large and loving family. After emigrating to the United States, Miguel built a decades-long career at Hewlett-Packard, distinguished by technical skill, integrity, and a quiet generosity toward colleagues. He designed and built a family home in Grass Valley, California, where he and Mary raised nine children, opening their hearts and home to nieces, nephews, and countless friends. Later, in Idaho, he returned to academia at Treasure Valley Community College, where he devoted himself to teaching Mathematics, English as a Second Language and guiding students toward their GED. For many Spanish-speaking immigrants, he was not only a teacher but also a mentor who believed in their potential and walked beside them toward a better future. Miguel’s life was enriched by his profound love of music and art. He found joy in listening, learning, and sharing these passions with others. His devotion to his grandchildren was boundless. He loved them with all he was, filling their lives with pride, patience, and kindness. His sense of humor was just as enduring, a dry wit and playful spirit that could ease tension, spark laughter, and draw people together. Across his many roles—engineer, soldier, sailor, brewer, teacher, reader, artist enthusiast, and family man—Miguel embodied curiosity, service, and devotion. Those who knew him remember his wisdom, his ready smile, and the way he made each person feel valued. He returned to Spain at the end of his life, where he found happiness once more with his first love, María Teresa Fernández-Shaw Navarro. Words alone are unable to capture the intensity of love and depth of spirit Miguel carried as a father, grandfather, brother, husband, and friend. There are no words that can adequately describe such a beautiful soul. His absence leaves a great hole in our hearts. Yet through the grace of God, we know the truth of eternal families, and we trust that we will be reunited with him once more. Miguel is survived by his wife María Teresa Fernández-Shaw Navarro, his first wife Mary Schrick, his nine children, his grandchildren, and a large extended family who will carry forward his legacy of generosity, curiosity, and love.
Miguel Ángel Arriero-Serrano, amado esposo, padre, abuelo, maestro y amigo, falleció el 12 de septiembre de 2025, rodeado de su familia. Nació en Valladolid, España, el 9 de abril de 1945, hijo de Julia Serrano Santamaría y del General Ricardo Arriero Cardiel. Sus primeros años transcurrieron a la sombra de la reconstrucción posterior a la Guerra Civil. De su padre heredó la disciplina y una mente aguda, y de su madre aprendió devoción, fortaleza y bondad. Incluso de niño, la imaginación de Miguel no podía ser contenida. Famosamente, una vez lanzó los pendientes de diamantes de su madre por la ventana solo para estudiar cómo caían, una señal temprana de la curiosidad que marcaría su vida. Estudió ingeniería en España antes de servir en el ejército español, donde alcanzó el rango de teniente. En sus veintes, emprendió una aventura extraordinaria trabajando a bordo de un barco de carga con destino a Irlanda. En Dublín, hizo un breve aprendizaje en la Guinness Brewery, donde descubrió la disciplina y el arte de la elaboración de cerveza. Este capítulo inesperado se convirtió en uno de sus recuerdos más preciados, un recordatorio de que el conocimiento y la maravilla podían encontrarse en cualquier lugar. Durante un entrenamiento conjunto con el ejército de los Estados Unidos conoció a Mary Schrick, quien se convirtió en su esposa y compañera en la crianza de una gran y amorosa familia. Tras emigrar a Estados Unidos, Miguel construyó una carrera de décadas en Hewlett-Packard, distinguida por su habilidad técnica, integridad y una generosidad discreta hacia sus colegas. Diseñó y construyó una casa familiar en Grass Valley, California, donde él y Mary criaron a nueve hijos, abriendo su corazón y su hogar a sobrinos, sobrinas y muchos amigos. Más tarde, en Idaho, volvió a la academia en Treasure Valley Community College, donde se dedicó a enseñar Matemáticas, Inglés como Segundo Idioma y a guiar a estudiantes en la obtención de su GED. Para muchos inmigrantes hispanohablantes, no solo fue un maestro sino también un mentor que creyó en su potencial y caminó a su lado hacia un futuro mejor. La vida de Miguel se enriqueció con su profundo amor por la música y el arte. Encontraba alegría en escuchar, aprender y compartir estas pasiones con los demás. Su devoción hacia sus nietos no tuvo límites. Los amaba con todo lo que era, llenando sus vidas de orgullo, paciencia y ternura. Su sentido del humor era igual de duradero: un ingenio seco y un espíritu juguetón que aliviaban tensiones, provocaban risas y unían a las personas. A lo largo de sus muchos roles —ingeniero, soldado, marinero, cervecero, maestro, lector, entusiasta del arte y hombre de familia— Miguel encarnó la curiosidad, el servicio y la devoción. Quienes lo conocieron recuerdan su sabiduría, su sonrisa fácil y la forma en que hacía que cada persona se sintiera valorada. Regresó a España al final de su vida, donde encontró de nuevo la felicidad junto a su primer amor, María Teresa Fernández-Shaw Navarro. Las palabras por sí solas no pueden captar la intensidad del amor y la profundidad del espíritu que Miguel llevaba como padre, abuelo, hermano, esposo y amigo. No hay palabras que puedan describir adecuadamente un alma tan hermosa. Su ausencia deja un gran vacío en nuestros corazones. Sin embargo, por la gracia de Dios, sabemos la verdad de las familias eternas y confiamos en que nos reuniremos con él una vez más. A Miguel le sobreviven su esposa, María Teresa Fernández-Shaw Navarro; su primera esposa, Mary Schrick; sus nueve hijos; sus nietos; y una gran familia extendida que llevará adelante su legado de generosidad, curiosidad y amor.
